Dice la frase: Los molinos de Dios muelen lento, pero fino. Si hay una palabra que puede definir este año es "molino". Palabra que asusta, que duele, que te pulveriza...
Había días en que sentía que el molino iba muy lento, demasiado lento,desesperadamente lento. Otros días sentía que el molino giraba a velocidades vertiginosas sin que pudiera tomar aliento, y sólo quería bajarme del molino y salir corriendo.
Con cada giro de la piedra, me daba más miedo el futuro. Sin embargo, sabía que Dios ( para mi es un algo) todo lo tenía en su mano y no iba a dejar abandonada en ese molino.
A pesar de tantas decepciones, pruebas, desalientos, lágrimas y gritos silenciosos, también he tenido mi dulce refugio en medio de tanta tormenta. Su mano es la que me ha dado la fuerza para seguir adelante, la valentía para no salir corriendo y dejar todo tirado. No todo fue pulverizaciones, también tuve mis ratos de alegría, de tranquilidad, de paz,
Pero gracias a ese molino, he crecido un poco más, he madurado otro tanto, he aprendido.... Nada pasa sin un propósito. Aprendí que aunque las personas te decepcionen, debes seguir amándolas, aún con sus defectos y sus fallos. Aprendí que, aunque no me gusten algunas cosas, debo aceptarlas. Aprendí que, aunque los demás traten de echarme a perder el día, tengo mil motivos para sonreír, y por lo tanto, no vale la pena darles importancia. Aprendí que la tolerancia es algo que se aprende día con día, y que la fe es el motor de vida. No importa que tan oscuro y gris sea el día, el sol brilla detrás de las nubes.
Y aunque los molinos me siguen asustando , hoy puedo ponerme de pie, sonreír y salir al encuentro de este nuevo año.